domingo, 2 de septiembre de 2007

¿Por qué no hay grandes mujeres artistas?

Esta es una pregunta que platea Linda Nochlin en un ensayo que lleva justo este título y que considero pertinente retomar en el contexto de la Fridamanía de este verano. Nos da la oportunidad de revisar algunas cuestiones sobre asuntos de genero pero también de teoría y de historiografía vinculados al arte de nuestro país y como un espejo refleja algunas otras cuestiones de nuestra sociedad contemporánea.

Parece un fenómeno, no privativo de México, el tomar a ciertas personalidades para reivindicar todo tipo de causas marginales y dando un peso pantagruélico que por momentos diluye su alrededor y su trabajo. Se convierten por un tiempo indeterminado en estrellas fulgurantes que todos tienen que conocer, que todos tienen que admirar.

De pronto en esta excitación por lo in se llegan a escuchar comentarios en los que parece que personas con ideas sexistas dan la concesión de que “definitivamente hay una gran artista mexicana: Frida Kalho”. Entonces nos toca preguntar ¿el arte es una cuestión de genero? ¿existen contenidos masculinos y femeninos?

Claro que no. Este tipo de preguntas como bien apunta Nochlin en su ensayo nos llevan a atender cuestiones más delicadas como tomar conciencia de la manera en que ciertos temas se encuentran condicionados o falseados como problemas que la sociedad en su conjunto debe atender, todo eso que algunos autores denominaron el problema del otro. Y que actualmente es fácilmente empaquetado para su fácil digestión aunque en algunos estado de la república, como Oaxaca, ya ni con un mezcal se podrían digerir. En este sentido se puede pensar que se trata de una cuestión de ideología.

Tengo entendido que existen investigadores (muchas de ellas mujeres) que en distintos campos dedican sus proyectos al desarrollo de trabajos sobre problemas de género desde la sociología, la psicología y el arte, entre los que conozco hasta el momento. Y estamos en un momento en el que la sociedad intenta poner en práctica una tolerancia y defender los derechos de los otros, por lo menos a nivel de discurso y a pesar de los fundamentalismos. En México nos encontramos en un momento en el que aun no podemos considerarnos tolerantes como tampoco democráticos pero los mecanismos están iniciando. Debemos tomar conciencia de ello. ¿Qué pasa cuando se implanta la tolerancia a la diferencia? o ¿la intolerancia a la discrepancia? En ambos casos, por vías distintas, se llega a la neutralización.

viernes, 20 de julio de 2007



Dipinti al olio


¿Cómo enfrentar el horror vacui? Es algo que todos debiéramos preguntarnos en este mundo del que ya no estamos seguros si se encuentra en un estadio moderno, posmoderno o transmoderno. Nos encontramos en los espacios de las ciudades con una saturación de personas y de objetos, prácticamente un hacinamiento.

Simplemente, recibimos estímulos por todas partes, que en su gran mayoría fomentan el consumo y generan deseos insaciables, inalcanzables y absurdos, aunque entre estos existen algunos que tienen otros objetivos más nobles que buscan ayudar a crear conciencia sobre cierta problemática, sobre necesidades concretas de grupos vulnerables, en fin tratan de tomar cierta responsabilidad social, pero de pronto su impacto parece diluirse en el ambiente y sólo funcionar como algo más que ayuda a saturar el espacio.

Pero es este mundo en el que los estímulos y el raudal de información, imágenes, sonidos, olores y sensaciones han fomentado una forma de percibir, es decir, de captar información del entorno, con la cual, cada uno puede elaborar una representación de su “realidad”. ¿cómo es la suya?

En este tipo de circunstancias es que de pronto podemos decidir trasladarnos en la ciudad hacia la calle de Francisco Pimentel #3 en la colonia San Rafael (imaginen el trayecto desde donde se encuentren). En este sitio se halla la Galería Hilario Galguera. Ustedes al entrar se encuentran en el patio con una escalinata que los lleva al espacio de la galería y antes de penetrar en ella observan en el muro el nombre (de una artista griega) Athina Ioannou, Dipinti al olio (el título de la exposición). Al entrar se hallan en un primer cuarto blanco. Y es entonces cuando, muy probablemente, uno tiene la posibilidad de confrontar el horror vacui. Y la experiencia apenas inicia.

El marco de un acceso deja entrever un color muy intenso. Al entrar a esta sala, uno descubre una serie de telas (sin marco, ni bastidor) de las mismas dimensiones con colores muy intensos y cada uno con trazos de líneas verticales que aparentemente a primera vista parecen generar un juego óptico pero todo es mucho más sutil. Paseamos por el espacio de la exhibición y encontramos el mismo efecto, incluso en una pequeña sala en la que se encuentra una de las piezas de Athina delimitando el espacio que ocupan tres piezas de Demian Hirst.

Hay pocas pistas alrededor. No existen cédulas ni texto de sala. Las hojas que se encuentran en la entrada donde hay un breve texto tampoco nos dan la certeza de qué es lo que tenemos enfrente. Aquí es donde definitivamente puede operar el horror vacui. Esta es una exhibición que considero que exige mucho del espectador.

La única clave es el título lo que nos lleva a pensar que esas telas que penden de los muros son pinturas, sin embargo, me queda la sensación de que no es así. Vuelvo a observar y me doy cuenta que el montaje requirió modificar la iluminación de la galería, por esto hay esa intensidad que hace que el color tenga tal vivacidad, además el olor al aceite de linaza es inconfundible.

Los trazos de las líneas muestran accidentes y algunas de esas líneas son de menos definición. Al estar un rato en la sala me di cuenta que eso no era lo que simplemente aparentaba ser pero a otro nivel era para mí un ejercicio de confrontar el vacío.

Al platicar con Athina sobre la exposición, me doy cuenta que se trata de un ejercicio de reflexión sobre el ser de la pintura y es realmente fascinante. Quizá a muchos les parezca aventurado lo que diré pero esta exposición es un ensayo visual y espacial sobre la pintura.

Traten de afrontar o confrontar el horror vacui, de encontrarse frente a algo que ni siquiera tiene que ver con la abstracción, el op art, o cualquier cajón que quieran buscar porque es una pieza para sitio específico que lleva una vez más a la artista a articular sus ideas sobre la pintura: el marco, el bastidor, la luz, el color, la línea, el reverso del cuadro, etcétera. Lleva años con esta investigación. Ella cuestiona los límites de la visibilidad, que por lo tanto lo que genera en nuestra experiencia es un rompimiento de nuestra manera de objetivar conscientemente la realidad. No necesitamos ver para creer, necesitamos observar sin temor para dejar de ser como diría Paul Virilio, ateos ópticos.


Eloísa Mora Ojeda
Publicado en SABADO, unomásuno, 14 de julio 2007

jueves, 28 de junio de 2007

Maco vs. Chachamaco: Abren espacios para el arte

Al referirnos a una feria de arte, fundamentalmente se trata de una cuestión de consumo. Arte y consumo son términos que por mucho tiempo se mantuvieron velados por su condición aparentemente antitética.

Sin embargo, el término de consumo dentro de una teoría de las prácticas culturales no es nada nuevo. El entramado real que conforma el campo artístico está muy alejado de una relación directa entre público y obra. Para que esta reunión se lleve a cabo, se requiere de un entramado que involucra al creador, la escuela de arte, el espacio alternativo, la galería, el crítico, el curador, el periodista cultural, la institución.

En términos muy generales se trata de una cuestión de poder, un poder que se puede caracterizar por el reconocimiento. El cual tiene la función, para cualquiera que desee ingresar al campo, de hacer posible la toma de posiciones dentro de este entramado. Suena crudo, pero así funciona.

Esto no quita que sea posible encontrar como un simple espectador una obra que nos mueva, que sea tan importante para nosotros que deseemos poseerla. Quizá esto es lo que hace que el campo del arte mantenga una posición de privilegio en relación a otros campos como el económico o el político.

Aunque existe la posibilidad del encuentro entre un espectador y la obra, creo que la mayoría está de acuerdo en que si se trata de obra denominada contemporánea o más de artistas emergentes, se abre una brecha considerable que sólo puede ser disminuida por el conocimiento previo de la historia del arte, por lo menos, la del siglo 20 o en algunos casos el que una obra, posiblemente una instalación, toque nuestras fibras más íntimas y entonces nos interese saber más. Definitivamente el arte de nuestros días requiere de conocimiento.

En teoría, el Estado tiene entre sus funciones la educación que de manera mínima debiera darnos las herramientas básicas para entender y vivir nuestro tiempo, sin embargo, dista mucho de lograr darnos a todos los mexicanos esta mínima posibilidad.

Si ahora nos limitamos al Informe de Resultados 2001-2004 emitidos por el Conaculta, encontramos que la meta planteada en el Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006 de ampliar el acceso a más mexicanos a los bienes y servicios culturales en términos de cifras duras se ha ido cumpliendo. Presentan una cifra global de 50 millones de visitantes a toda la oferta cultural de sus instituciones y señalan, además, que se ha logrado un aumento del 20 por ciento respecto al inicio de la administración. Para justificar una partida presupuestal, claro que sirven estas cifras, pero en términos cualitativos no dicen nada.

Si bien en dicho informe señalan que sólo en el 2004 el INBA atendió por medio de sus distintos programas a 9 millones de niños y en el mismo párrafo encontramos, sin especificar el año, que el INBA atendió a un millón 300 mil personas, de las cuales 20 por ciento fue público infantil y juvenil, son evidentes las inconsistencias de sus informes. Y así podríamos seguir encontrando incongruencias.

Si un fin de semana salimos con la familia a visitar un museo, una librería o alguno de esos restaurantes de búhos que cuentan con revistas, periódicos y libros ¿qué tanto podemos encontrar sobre arte contemporáneo mexicano o una guía general de arte contemporáneo, ya no se diga algún libro editado para niños? Lo más probable es que sea el 0.1 por ciento. Por lo general, encontraremos libros y catálogos caros que atraen mucho más al público ya iniciado y a los especialistas. Es más ¿a alguien se le ocurre proponer a la familia visitar en fin de semana una galería en Polanco? Otra posibilidad sería asistir a la inauguración de una galería en la Colonia Roma después de un día de trabajo. ¿Por qué no? O mejor aún, ¿por qué no comprar alguna obra de un artista mexicano "contemporáneo" para decorar la sala?

Si el Gobierno pretende que la accesibilidad sea mayor, no debería limitarse a su propia oferta, sería mejor que nos diera la posibilidad de elegir, primero dando las herramientas básicas en sus programas educativos, luego sería bueno que mejoraran su oferta editorial para que las investigaciones que se realizan salgan a la luz, pero lo más importante es que para tener tiempo para el ocio es indispensable tener las necesidades básicas cubiertas y podemos estar de acuerdo que no es así para la gran mayoría.

Éste es sólo un esbozo del escenario en el que se presenta la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de México, o si prefieren el título que encontramos en los parabuses, Maco. México Arte Contemporáneo.

Como ya habíamos mencionado en un inicio las ferias de arte participan del entramado del campo del arte y tienen una labor muy importante para conformar la trayectoria de los que participan en ella (organizadores, galerías, artistas, curadores, instituciones). Pero en la información general que ofrece el sitio de la feria encontramos que "el principal objetivo de Maco. México Arte Contemporáneo es la promoción de la cultura. Los visitantes al evento serán expuestos a una muestra representativa del movimiento cultural internacional que acontece en nuestros tiempos. En MACO, se busca propiciar el coleccionismo, la internacionalización del arte contemporáneo de nuestro País y la interrelación e intercambio cultural entre coleccionistas mexicanos, coleccionistas internacionales, artistas, curadores y galerías".

MACO es un ejemplo de tenacidad que nos demuestra que es posible realizar un evento de corte internacional sin el patrocinio institucional. A pesar de que es un buen ejemplo de gestión cultural, una feria de arte es un evento "abierto al público", su importancia está en la manera en que incide en las posiciones del campo artístico del País. ¿Qué impacto tendrá en mediano y largo plazo este evento? Para como se presentan las cosas, podemos al menos desear que el referente del arte mexicano se amplíe para las galerías de otros países y para los 100 coleccionistas invitados a esta edición de MACO. Que para muchos jóvenes artistas que actualmente se encuentran en etapa de formación, en un futuro existan más canales de distribución. Pero en realidad nuestro mayor deseo es que la situación del País se modifique radicalmente para que un mayor número de personas pueda gozar verdaderamente de nuestra oferta cultural desde las casas de cultura hasta las ferias de arte contemporáneo.

Sigamos visualizando el campo artístico como este mapa de posiciones complejas para observar el reverso de la moneda. Ya que, de manera simultánea a MACO, en esta ocasión tenemos la oportunidad de visitar el Encuentro de Arte Contemporáneo Independiente de México (CHACHAMACO).

Un encuentro independiente es parte fundamental para las dinámicas del campo artístico y su importancia no radica en su carácter no lucrativo, sino por la oportunidad de arriesgar, de abrir nuevos espacios de experimentación para los creadores.

Para el público en general, la mayor diferencia será el costo de admisión, porque la empatía o gusto por el arte contemporáneo de los asistentes no tiene que ver con eso sino con el conocimiento, la posibilidad del ocio o, en casos extremos, una experiencia estética. El balance es que en términos generales no hay diferencia entre MACO y CHACHAMACO, y esa no es una mala noticia. Lo que queda claro es que el campo artístico en México ha logrado plenamente su autonomía, la cual no tiene que ver con la injerencia estatal, sino que consiste en que el mismo campo ha ordenado a través de los años sus reglas del juego y cada quien sabe cuál es la manera de jugar.

publicado en el Reforma 24-04-2005.

lunes, 25 de junio de 2007

La experiencia de la muerte cercana del arte

Las experiencias límite siempre llevan a crear la posibilidad en nuestra vida de cambiar el rumbo. Y eso ocurrió la semana pasada en mi vida: una experiencia de muerte cercana. Y como un avatar vuelvo a eso que no me deja descansar: el arte. Es por esto que nombro este blog La eperiencia de la muerte cercana del arte.

En este espacio se reflexionará principalmente del arte que logra, como yo la semana pasada, sobrepasar las predicciones mas nefastas.